La dama

Veo desde mi lecho una imagen borrosa y nívea que se desliza a la luz de las estrellas.
La oscuridad no logra tapar la visón abatida de la dama, en ese fantástico entorno, rodeándola con haces de colores tornasolados, de las mágicas lámparas que iluminan la bóveda celestial.
Sin embargo ella no las ve. Su corazón acicateado por el dolor de un amor inconfesado, destila gruesos lagrimones que humedecen lentamente la senda tapizada de nostalgias,: Vía Láctea sin final.
Lentamente en la marcha se va quedando dormida atrapada por la angustia y el desaliento.
¿Con la aurora, encontraré a ese ser yaciendo inmaculado rodeado de lirios blancos y puros o será solamente una imagen fantasmal de mi fértil imaginación?
Asumo la certeza de que su perfume favorito aroma mi almohada desde hace tiempo y no se ha perdido jamás

circe